Juegos Deportivos en Puerto Bolivar

Ya mas de dos años de no vivir en este hermoso lugar porteño, este es uno de los lugares que mi infancia me obligaba a venir en primer lugar para estudiar en la escuela 27 de julio y también para acompañar a mi mamá a las compras semanales de la famosa albacora, pez típico para el famoso encebollado de pescado que por algún tiempo nos ayudo económicamente en los días difíciles de la viudez de mi madre:

Hoy regreso nuevamente por cuestiones de trabajo para que mis pequeñas hijas puedan asistir a su escuelita junto a Rosita (mi suegra). Regresar acá me hace meditar, ya como un personaje diferente veo a mis hijas crecer y me preocupa el tiempo y su velocidad que hace pedazos al que esta desapercibido. Tengo la leve sensación de que si no me detengo a ver de manera mas detalladas las cosas importantes que hacen estas dos hermosas criaturas me perderé de unos hermosos recuerdos. Ellas caminando en la calle junto a sus compañeros y la diferencia de tiempos me conectan a mi infancia y los errores que tanto yo como mis padres pudieron cometer en mi crianza y pienso que nadie nace con un doctorado en educación y que como dice mi tío el Dr Valencia; se aprende errando y yo no debo errar mas de lo que ya lo hicieron mis padres.